viernes, 9 de noviembre de 2012
NOTA EN E´A
Si hablamos de Juan Ramírez Biedermann, no sabemos si se trata de un músico que escribe novelas o de un escritor que lidera una banda de Black Metal. En esta nota explica lo que significa dedicarse a estas dos ramas del arte y habla sobre “Plegaria de penumbras”, su segunda novela.
Juan Ramírez Biedermann además de escritor, es músico y abogado. Bajo el pseudónimo de Zethyaz, desde 1992 está al frente como vocalista y guitarrista de la banda más representativa de la música pesada de nuestro país: Sabaoth, emblema del black metal sudamericano que supo ser reconocido en Europa y buena parte del mundo. De origen nacional y pioneros del estilo en el continente, Sabaoth lleva publicados tres discos: “Sabaoth”, en 1995; “Windjourney”, en 1999 y “Les Iluminations”, en 2008.
Como buena banda del género, las canciones de Sabaoth hablan del dolor, la oscuridad y la angustia. Pero es con “Les Iluminations”, su tercer disco, en donde definen su propuesta y marcan de manera más fuerte la conexión de la banda con la literatura, ya que hablamos de un disco conceptual basado en los escritos de los poetas malditos franceses.
En su vertiente literaria lleva editados tres libros. Su primera publicación se denomina “Nobis”, una selección de relatos breves que data del 2007, única obra suya publicada por una editorial nacional. En el 2009, un cuento de “Nobis” fue incluido en la antología “Asamblea Portátil”. Mediante la lectura de este cuento, y como le pareció muy bueno, el editor en jefe de la editorial Altazor del Perú contactó con Ramírez Bierdermann. Meses más tarde, Altazor publica su primera novela, “El fondo de nadie”, en 2010; y también “Plegaria de penumbras”, su segunda novela, al año siguiente.
Además, Ramírez Biedermann recuerda que Altazor organizó una gira de presentación del libro denominada “Primera Gira de Narradores latinoamericanos” en 2010, en la que participó junto con varios escritores del continente, de un viaje en el cual recorrieron 5000 kilómetros en veinte días, visitando diez ciudades incaicas para difundir sus obras. “Una experiencia inolvidable”, confiesa el escritor.
La idea de Juan de publicar a través de una editorial extranjera obedecía al deseo de que su obra trascienda las fronteras. “El problema de la difusión de la literatura paraguaya es francamente agobiante. Salvo clásicos y autores consagrados, en el mundo se conoce muy poco de lo que se escribe hoy en día en el Paraguay. Eso molesta y duele. Creo que nuestra literatura merece tener un espacio propio en el marco de la narrativa latinoamericana que hoy se está leyendo”.
Ramírez Biedermann tiene una idea bastante clara acerca de la dificultad con la que puede tropezar cualquier joven escritor paraguayo para encontrar una editorial que pueda publicar su obra. “En el Paraguay existe una marcada carencia de editores. Y cuando me refiero a Editores, me refiero a aquella persona o agencia encargada de evaluar, con criterio literario y estético, principalmente, y también comercial, por supuesto, al momento de decidir qué libro publicar. Esta situación desanima a los nuevos autores, con seguridad”.
Es así que Ramírez Biedermann asume saber lidiar sin mayores contratiempos con las facetas de músico, escritor y abogado que le toca desempeñar en la vida. “Todo lo hago de manera natural. Muchas veces no es fácil conciliar las obligaciones laborales con las artísticas. No obstante, las ganas y la convicción hacen que todo se pueda, de alguna u otra forma”, dice Juan.
Dentro del culto
Me comentaste que también mediante Altazor pudiste presentar “Plegaria de penumbras” en varios países de Europa. ¿Cuál fue la receptividad durante las presentaciones?
Exacto. Estuve en Paris, en Madrid, en Ginebra y en la Feria del Libro de Frankfurt. La receptividad fue excelente. No sólo latinoamericanos residentes en Europa asistieron a las presentaciones, sino también alemanes y franceses hispanoparlantes, gente que concurría a los eventos para comprar los libros, interesada en acceder a lo que se escribe en el Paraguay. Realmente fue una experiencia inolvidable, valiosísima.
¿Cómo definirías “Plegaria de penumbras”?
Plegaria de penumbras es un acercamiento en prosa a la presencia del mal entre los hombres. El mal físico, que podría manifestarse a través de las enfermedades, de las tragedias materiales que padece el hombre en sus diversas especies. También es un acercamiento al mal intelectual, volitivo, que se concibe y se ejecuta de manera consciente y adrede. A partir de ahí se desarrolla un relato fragmentado y disonante que, para ser construido, recurre a la historia, a la religión y la cotidianeidad del barrio Las Mercedes.
Hay una nueva camada de escritores jóvenes en nuestro país que se están asomando hace un buen tiempo. ¿Qué tan difícil es el camino a recorrer para los jóvenes escritores paraguayos?
En el Paraguay se está escribiendo muchísimo, y bien. Los libros de Verónica Rojas Schaeffer, Rubén Acosta Gallagher, Mónica Bustos, Rolando Duarte Mussi, José Pérez Reyes, Javier Viveros, y de varios más, deberían estar en manos de nuestros lectores. El principal problema, como mencioné al inicio de esta nota, es la dificultad para publicar y distribuir. Quizá las redes sociales sean el canal para difundir la literatura paraguaya. Ojalá. Necesitamos imperiosamente encontrar un espacio para llegar a la gente.
¿Qué pensás de internet? ¿Te parece que incentiva a la lectura del objeto material que es un libro? O todo lo contrario, ¿distrae a la gente?
Internet depende del usuario. Es una herramienta, no una entidad. El problema está en que muchas veces los usuarios no tienen formación. Por ende, mal utilizan la herramienta, y gastan o desperdician tiempo y energía en entretenimiento. Estoy convencido de que internet puede ser una herramienta valiosísima para la difusión de la literatura, y para la investigación en general de autores y críticas.
¿Cómo se dio para que las letras del último disco de Sabaoth se basaran en los escritos de los poetas malditos franceses?
Fui a un concierto de Paco Ibáñez, y quedé conmovido con la poesía de Góngora, de Quevedo y otros en la guitarra y voz de ese señor. Fue como una iluminación. Vinculé inmediatamente el destino fatídico de los poetas malditos con el de algunos músicos del Black Metal. Había una indiscutible afinidad en los temas, en los sentimientos que laten en estos artistas. También en la angustia. A partir de ahí comencé a seleccionar poemas de Arthur Rimbaud, Charles Baudelaire, Mallarmé, entre otros, y a componer las primeras melodías de lo que sería el disco de Sabaoth, que terminó llamándose “Les illuminations”, título de uno de los libros de Arthur Rimbaud.
¿Se podría decir que la música llegó a influir en tu escritura al mismo nivel que la literatura en tu música?
Creo que la música y la literatura interactuaron en todo momento en mi trabajo como creador, ya sea en el campo musical como en el narrativo. Sabaoth y mis libros apelan a temas y recursos estéticos similares. En algunos casos se asisten, como levantados con la misma materia y con la misma voluntad.
Los músicos que hacen metal extremo generalmente se caracterizan por ser grandes lectores. Es casi un requerimiento si tenemos en cuenta los temas que tratan sus canciones. ¿Es así?
Estoy seguro de que existen muchos músicos, en general, que leen literatura y, en algunos casos, que escriben. Puedo contar una anécdota muy reciente. Encontré por casualidad a Tomas Lindberg, cantante de At the gates, en el lobby de un hotel en Buenos Aires. Al decirle que era de Paraguay, me contestó al instante que la semana anterior había terminado de leer un libro de Augusto Roa Bastos. Cuál, le pregunté. Lo leí en sueco, respondió, en inglés sería “Son of man”. Creo que sería un ejemplo palpable de lo que has mencionado. La música, el arte en sí, se alimenta de todo: de otras disciplinas artísticas, de la historia, de todas las manifestaciones del hombre.
Para adquirir un ejemplar de “Plegaria de penumbras”, contactar a jrbiedermann@gmail.com
Abajo, los link de dos músicas de Juan Ramírez:
http://www.youtube.com/watch?v=hmOIJ0a1f5k
http://www.youtube.com/watch?v=Dy0kpSdovpA
UNA PLEGARIA EN LA FLORIDA
Una Plegaria en la Florida. La semana entrante, en conjunto con otros escritores y artistas nacionales, por invitación de la Secretaría de Políticas Lingüísticas, estaré en la Feria del Libro de Miami. La idea es la de siempre: seguir difundiendo lo que se escribe en Paraguay. NOBIS, EL FONDO DE NADIE, PLEGARIA DE PENUMBRA, espero que mis libros lleguen a cuantos lectores sea posible.
miércoles, 11 de julio de 2012
miércoles, 13 de junio de 2012
Nota en Revista WILD - Edición de junio 2012
Bajada: Fui una triste victima de los prejuicios. Me imaginé que la persona que abriría la puerta para esta entrevista sería la versión de Juan que conocía por la biografía de su libro y de lo poco que sabía de él: un metalero abogado y escritor. Y admito que esperé que Juan se vistiese como metalero y hable de forma críptica y misteriosa. Pero él no es lo que hace ni lo que le gusta. Es Juan nomás.
Al entrar pensé que me equivoqué de casa, porque no fue un metalero quien me abrió la puerta. Era un señor de camisa blanca, con corbata azul y zapatos lustrados bien brillantes. Había leído su libro Nobis ese mismo día, y quería preguntarle mil cosas acerca del libro. Me aguanté, y empecé por el principio.
Sabaoth nació en 1992, engendrado por Juan y un grupo de amigos. Fue el primer grupo de black metal que trascendió las fronteras nacionales y es quizás, uno de los mejores grupos de la historia del rock paraguayo. Voy a ser franca, nunca escuché a Sabaoth porque no es del género que suelo escuchar, pero gracias a su éxito sabía del grupo hace mucho tiempo. Sigue siendo tan grande que aún llenan todos los locales en donde tocan. En aquella época sin internet, la historia de Sabaoth empezó a través de casetes. Existía un sistema por el cual la gente intercambiaba música alrededor del mundo, grababan casetes y correspondían con otras personas de afinidades musicales similares. Mediante eso, el grupo de Juan conoció a muchas personas de alrededor del mundo que les enviaban grabaciones de álbumes de Metal que jamás hubiesen conseguido escuchar de otra forma. Se hicieron amigos de unos noruegos que después pasaron a formar otros grupos de Black Metal conocidos mundialmente(Emperor, Burzum, entre otros). En 1993, con el grupo ya formado desde el año anterior, el grupo grabó su primer demo: Dentro del Culto En 1994 grabaron su segundo demo, Southern Twilight. Con Southern Twilight se hicieron conocidos a través del inframundo metalero, y recibieron excelentes críticas de la prensa mundial. En 1995, el grupo grabó su álbum debut titulado Sabaoth. Un año después, tocaron en Buenos Aires junto a Sarcófago, un conocido grupo brasileño del mismo género. Ya no quedaba duda que Sabaoth era un pionero e ícono del Black Metal sudamericano. En 1999 lanzaron Windjourney, y en 2008 Les Illuminations.
Las canciones de Sabaoth están muy influenciadas por la literatura, particularmente Les Illuminations, que contiene versiones musicalizadas de los poetas malditos franceses del siglo de XIX como Paul Verlaine, Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, Stephan Mallarme y el Conde de Lautrémont. Y he ahí la conexión que Juan tiene con la literatura y la música. A la par de sus actividades musicales, Juan estudió derecho. Recién en el año 2000 empezó a escribir y ganó varios premios literarios como el concurso de cuentos del Club Centenario. En junio de 2007, el FONDEC publicó un libro de cuentos llamado Nobis, que fue el que leí antes de ir a entrevistarlo. Mediante este libro, fue contactado por la editorial peruana Altazor. Con esta editorial, publicó sus dos primeras novelas: El fondo de nadie (2010) y Plegaria de Penumbras (2011). En 2011, El Fondo de Nadie recibió una mención de honor del Premio Nacional de Literatura.
Todos los cuentos transcurren en el barrio Las Mercedes de Asunción, y naturalmente, quise saber por qué. Juan vivió allá la mayoría de su vida, y por casualidad, coincidencia o destino, siempre retorna allí, ya sea por trabajo u otras actividades. La escritura le sirve para reflejar todo lo que vivió, y esto se ve en sus personajes. Todos están descritos meticulosamente por sus acciones, silencios, gestos, y actividades diarias. Escribe lento porque se toma su tiempo, y lo hace todos los días aunque sea un ratito a cualquier hora que tenga libre. Estuve un buen rato diciéndole lo que pensé de Nobis. Me gustó su estilo, y particularmente su uso del español paraguayo que muchos escritores nacionales omiten. Todavía me falta leer sus novelas, pero por lo que rescaté de la conversación, parecen reflejos aún más vívidos de personajes reales con lados oscuros y hermosos. Juan tuvo la oportunidad de presentar su libro en Europa y varios lugares de Sudamérica, siempre con una buena recepción del público. Incluso le tocó dar una conferencia en Alemania donde todos, sorpresivamente, pudieron conocer su libro porque hablaban español.
Después de la larga conversación que inevitablemente se descarrió hacia literatura mundial y autores favoritos y monstruos de Lovecraft, concluí que Juan es una persona que definió sus gustos y se dio cuenta que podía hacer que su imaginación se concrete. No lo veo como alguien que persigue el éxito, sino alguien que lo consigue porque lo que hace se merece ser exitoso y conocido. De hecho, en un viaje a Noruega, Juan visitó un museo de Black Metal por ocio, y se encontró con que un disco de Sabaoth está ahí como parte de la historia del género musical. Como decía Baudelaire, “El hombre acaba por parecerse a lo que quisiera ser.”
domingo, 20 de mayo de 2012
Plegaria de Penumbras por Willy del Pozo
Plegaria de Penumbras. Willy del Pozo. Crónicas en un 2x3. Jornada. Perú. Sábado 28 de abril de 2012
JUAN RAMÍREZ BIEDERMANN es uno de los artistas paraguayos más destacados del siglo XXI. Nació en Asunción en 1976.
Como músico, fue fundador en el año 1992 y continúa como integrante de SABAOTH, banda emblemática de la escena paraguaya y, a consideración de la crítica internacional especializada, una de las primeras y mejores agrupaciones de Black Metal de Sudamérica. SABAOTH ha publicado varios álbumes desde comienzos de la década de los noventa, todos con amplia difusión fuera del Paraguay. Por varias razones (la originalidad en la composición, la fusión de estilos, la estética y la puesta en escena, el carácter hermético de sus integrantes) hoy en día es considerada una banda de culto. Su último álbum, denominado Les Illuminations, es un disco conceptual basado en los Poetas Malditos franceses decimonónicos. SABAOTH, de la mano de la creatividad de Ramírez Biedermann, musicaliza poemas de Charles Baudelaire, de Arthur Rimbaud, de Stephan Mallarmé, de Paul Verlaine y del endemoniado y sacrílego Conde de Lautréamont. El resultado es un disco asombroso, donde como pocas veces se cruzan la literatura y la música, originando una propuesta artística distinta, impredecible. En el año 2010, cuando me tocó presentar una novela de Ramírez Biedermann en Asunción, sentí de manera parcial pero intensa los elementos enigmáticos que rodean a SABAOTH. Luego de recibir como obsequio una playera de la banda, cuyo diseño realmente impactaba, fui en compañía de Juan y de Samuel Araya, el artista plástico encargado de la imagen del grupo, a un paseo por el centro histórico de Asunción. Luego de visitar el Palacio de López, de caminar por la bahía de Asunción, de comer chipa con cocido, en un momento del recorrido me percaté que la t-shirt de SABAOTH había desaparecido, para siempre. Jamás supe qué ocurrió. Un misterio más de aquellas jornadas Asuncenas.
Como escritor, RAMÍREZ BIEDERMANN tiene publicados tres libros. NOBIS, el primero de ellos, libro de relatos breves, obtuvo la selección del año 2007 del FONDO DE LA CULTURA Y LAS ARTES DEL PARAGUAY. En esta obra, el autor ya inaugura el espacio físico donde transcurrirá toda su narrativa, al menos hasta ahora, el tradicional barrio asunceno de LAS MERCEDES. NOBIS incluye trece relatos, donde se entrecruzan distintas realidades y vivencias de la Asunción posterior a la dictadura de Alfredo Stroessner, que duró 35 años y culminó a finales de los ochenta. El libro recibió numerosas críticas favorables. Por citar algunas, El crítico literario español José Vicente Peiró escribió sobre NOBIS lo siguiente: “Estas historias entrelazadas como un puzzle en cuentos aparentemente distintos dan una riqueza estilística a la obra que difícilmente podrá no ser tenida en cuenta en cualquier historia de la literatura paraguaya que se escriba desde estos momentos. Realmente, NOBIS merecería la pena sólo por este ejercicio narrativo tan singular, si no fuera porque en conjunto es una creación tan atractiva. Delfina Acosta del suplemento cultural de ABC COLOR, escribió que Ramírez Biedermann se luce con creces en su cuento final llamado “Los lugares”. Todo en la obra es suposición y derroche de ánimo cansino. Los laberintos literarios de “Los lugares” son un verdadero logro artístico.
En el año 2009, Salvador Luis publicó una antología denominada ASAMBLEA PORTATIL. El compendio incluía un cuento de NOBIS titulado “Los pasares”. Justamente gracias a la lectura de ese relato, decidí contactar con Ramírez Biedermann. Como resultado, Juan publicó en ALTAZOR la novela EL FONDO DE NADIE, y viajó a Perú para participar, junto con Oliverio Coelho (Argentina), Claudio Apablaza (Chile), Miguel Antonio Chavez (Ecuador), Jorge Enrique Lage (Cuba), Pedro Peña (Uruguay) y Ernesto Carlín (Perú) de la primera gira de novelistas latinoamericanos que recorrió gran parte de nuestra geografía en el año 2010. A esa gira le siguió la presentación del libro en la feria de San José de Mayo de Uruguay, donde Juan tuvo el reto sin parangón de hablar sobre EL FONDO DE NADIE (un libro cuyo escenario principal es la cárcel) para los reclusos de una cárcel uruguaya. Lo que hace más relevante el hecho es que Juan habló con ellos en la sede del presidio.
A finales del año 2011, EL FONDO DE NADIE fue galardonado con la Mención de Honor del Premio Nacional de Literatura del Paraguay, lo cual refrenda, por decirlo de alguna forma, la belleza y profundidad de esta novela.
PLEGARIA DE PENUMBRAS (EDICIONES ALTAZOR, 2011) es la más reciente publicación de este autor paraguayo. La novela, en apariencia, parecería presentarse como una pieza de suspenso, que acude incluso al horror para sumergir al lector en un espacio denso, sombrío. No obstante, a medida que una avanza, que discurre en la prosa límpida y cautivante de Plegaria, que percibe la elipsis, las variantes politemáticas, nos encontramos ante un libro que recurre a la historia, al arte, a la religión para escarbar en los laberintos de la condición humana. Hablar de PLEGARIA DE PENUMBRAS es referirse a la historia de Paraguay, pero también de Latinoamérica, es adentrarse en los enigmas y en las ambigüedades de las religiones, es convencerse de que el alma humana es absolutamente inextricable, y que sus expresiones (el arte, la guerra, la blasfemia) es inagotable.
En este libro, RAMÍREZ BIEDERMANN utiliza una serie de recursos estéticos que no encontrábamos en sus trabajos anteriores (recortes de periódicos a mode de rompecabezas, intertextos, transcripción de artículos de historia del arte, intervención de ensayos sobre la filosofía). A su vez, parece sentirse cada vez más cómodo en la utilización de los diálogos como medio narrativo, como recreación del coloquio asunceno, y como artilugio para lograr la dinámica y la efectividad de la prosa.
En octubre del 2011 acompañé a Juan a presentar PLEGARIA DE PENUMBRAS en una gira europea que nos llevó a Madrid, Paris, Ginebra y a la Feria del Libro de Frankfurt. A lo largo de la gira, escuché las ponencias de Juan sobre su obra, y conversé bastante sobre PLEGARIA. En esas conversaciones recordé una charla que tuvimos el año anterior, mientras viajábamos por las sinuosas rutas andinas, rumbo a Huamanga. Allí, Juan me había comentado que Samuel Araya, el artista plástico paraguayo, le había solicitado su ayuda para escribir el guion de una película sobre vampiros. Según Juan, ese fue el origen de lo que desembocó en Plegaria. La literatura, así como las deidades, discurre por caminos misteriosos.
viernes, 23 de marzo de 2012
SABAOTH EN EL BLACK METAL MUSEUM DE OSLO
Una caminata de veinte minutos, bajo un cielo nublado, y calor (sí, calor en Oslo a comienzos de octubre)me separaban de la calle Sofienbergatta. Al llegar a Neseblod, a más de las dos gárgolas blancas que rabiosamente coronaban el ingreso al local, los carteles clavados en el entrepaño de la puerta robaron inmediatamente mi atención: uno de de ellos, escrito a mano, anunciaba en noruego que la disquería abría a las doce de la mañana. Siendo las diez, tendría que arreglármelas por el barrio para matar las dos horas de espera; el otro, que incluso me sorprendió, se trataba de un cuadrado con fondo rojo sangre que rezaba en letra negra: BLACK METAL MUSEUM. Si bien resulta complejo, muy difícil, explicar el cúmulo de sensaciones que puede aglomerarse en alguien que participó desde la distancia en el inicio, gestación y desarrollo de este movimiento, al ver discos de primeras ediciones, fotografías originales, revistas de la época, y toda la memorabilia del BLACK METAL NORUEGO; resulta casi imposible explicar la emoción que podría causarle a esa persona ver su propio disco, grabado en Asunción del Paraguay, en el año 1996, formando parte de aquel museo penumbroso y fascinante.
http://blackmetalmuseum.no/
jueves, 23 de febrero de 2012
Reseña de Plegaria en ABC SUPLEMENTO CULTURAL
PLEGARIA DE PENUMBRAS – LA LOCURA DEL SOBRELIMITE HUMANO
Juan Ramírez Biedermann es un autor paraguayo que no publica en su país. Ha optado por la editorial Altazor de Perú, muy prestigiosa, para mostrar al mundo sus creaciones novelísticas. Es un creador muy grato, enclavado en una generación que ha bebido en la cultura popular, sobre todo literaria y musical (formó parte del grupo de rock Sabaoth), antes de lanzarse a la difícil tarea de escribir buenas novelas. Nacido en 1976, ya nos sorprendió con su libro de cuentos Nobis (2007) y rubricó su excelente adaptación al mundo narrativo con la novela El fondo de nadie (2010), en la que conformó un estilo propio para trazar un discurso sui generis de la novela negra que penetra en las oscuridades profundas del ser humano.
Nos llega una nueva novela suya: Plegaria de penumbras. Se trata de una inquietante historia cuya escritura el autor comenzó en el año 2000. En ella, lo enigmático se alterna con la reflexión sobre los oscuros designios de la humanidad. En su interior aparecen en paralelo tres estructuras: la noticia periodística de los sucesos, los borradores de narraciones históricas paraguayas, y las aventuras y desventuras alrededor del sacerdote Venancio Genes y otros extraños personajes, dentro de las que se enmarcan las vidas de Belén, Cecilia o Lorenzo Mieres. Entre ellas hay un nexo espacial, el barrio asunceno de Las Mercedes, donde se suceden generalmente las historias de las narraciones de Ramírez Biedermann. Pero también hay otro nexo argumental: el portaplanos rosado con los borradores e ilustraciones que acentúan el enigma planteado. Se van sucediendo muertes, como la de Lorenzo Mieres; insanias extrañas, enigmas como el de Belén, y conversaciones insólitas, sobre todo las de los sacerdotes.
El lector se planteará qué enigma nos está dibujando el autor. Resulta ser de amplio espectro entre los personajes. Bajo una apariencia de seres normales, se esconden los peores instintos. La penumbra se cierne sobre un mundo oculto en el que chocan la ciencia y lo sobrenatural: la reflexión y el fanatismo. Diríamos que el ambiente neogótico permite descubrir la bajeza humana, adornado por las excelencias de la novela popular de terror. Pero en realidad, la insania del protagonista es una manifestación del destino de las creencias llevadas al límite. Entre la oscuridad, el discurso penetra en la historia paraguaya, cuyos cimientos quedan removidos por el planteamiento de la ficción. La interpretación de los textos de O’Leary realizada por el ficticio Henri Climent es una puesta en cuestión de la herencia del discurso sobre el pasado del Paraguay. En realidad, Ramírez Biedermann está atacando los dogmas superlativos: tanto los religiosos como los históricos.
Para ello, nos propone un rompecabezas entre el testimonio de informes históricos, textos periodísticos y esbozos de textos, seguidos por largos diálogos de los personajes. Todo para desvelar el contenido del portaplanos rosado: una serie de ilustraciones fantasiosas y terroríficas. Los movimientos secuencias van encaminados hacia el deseo de redención por parte de los personajes; redención que no encuentran salvo cuando atraviesan la barrera de la razón. La llevada al máximo extremo provocará el horror: pestes, asesinatos, muertes, destrucción…
Ramírez Biedermann ha labrado en su novelística un estilo propio, heredado de Faulkner, Borges o Julio Cortázar, pero aderezado con una clara influencia de la mejor novela negra estadounidense. En primer lugar, porque ubica sus narraciones en el barrio asunceno Las Mercedes, ese barrio del que se dice que fue poblado por emigrantes italianos que huían del régimen de Mussolini. El barrio del club Libertad, donde ya se desarrollaban los cuentos de Nobis y la acción de El fondo de nadie, por ser el lugar conocido por el autor. Allí, Venancio, Belén y Cecilia muestran un bodegón tenebroso para advertirnos de la locura de nuestra existencia. Ha instalado un universo real en el plano de los acontecimientos que van más allá de lo creíble. El autor nos está enseñando que bajo una vida llena de luz, en realidad, se esconde la sombra, la penumbra, el misterio que no sabemos si será sobrenatural o producto de la desmedida imaginación tenebrosa.
En segundo lugar, porque el autor formalmente continúa su línea de ofrecer monólogos disfrazados de diálogos por medio de los silencios puntuados de un interlocutor. Sin embargo, estos soliloquios acaban rotos por la intervención del personaje que ha guardado silencio cuando intervenía el interlocutor que soportaba el peso del discurso. Una buena manera de lograr una mayor narratividad. Es la transformación pura de un discurso en primera persona por el diálogo entre el silencio y el lenguaje. Ambos se retroalimentan para ofrecernos el panorama de las sucesivas justificaciones de los hechos y del pensamiento. Así, Ramírez Biedermann se mantiene fiel al estilo de su novela anterior, reclamando el haberlo hecho propio.
¿Acaso la guerra de la Triple Alianza no fue una exaltación de la locura? ¿Acaso no fue una manera más de mostrar la presencia del mal en nuestras vidas, como lo fueron las plagas que menguaron la población? ¿O simplemente estas plagas son, de por sí, una manera de contrarrestar el dominio del discurso histórico heredado? De la misma forma, las demoníacas posesiones y provocaciones de rupturas del orden natural quizá sean una manera de situar en un mismo plano al discurso histórico y a los discursos irracionales.
Una interesante novela que conviene leer, a pesar de que el ambiente se engulla cualquier acción narrada. En ocasiones parece excesiva tiniebla sobre el mundo, pero la realidad es que el autor consigue afincar en el lector la penetración en su discurso sobre el mal en la naturaleza humana y la concepción de la historia como esa demencia incalculada a la que se refiriera incluso Roa Bastos en El Fiscal. Plegaria de penumbras quizá no sea tan atractiva para el lector como El fondo de nadie, pero lleva más allá a un autor muy satisfactorio para las letras actuales capaz de lograr una novela redonda como esta.
jueves, 9 de febrero de 2012
Reseña de Plegaria de Penumbras
Artículo de Pedro Peña (San José de Mayo, Uruguay - febrero 2012)
Comenzaré con una impresión de lo más primaria e irreflexiva: esta novela del paraguayo Juan Ramírez Biedermann está bastante brava.
Esta novela no es lo que uno lee cuando después tiene que salir a cerrar el portón o apagar la luz del patio. Y esto, imagino, habla de la inteligencia en la producción de sensaciones que generen terror en el lector.
La acción transcurre en el barrio asunceño de Las Mercedes, lugar que ya había sido ficcionalizado en el primer libro de Ramírez Biedermann, un compilado de cuentos de muy buena factura titulado Nobis. Continúa entonces el proceso mítico de un barrio clásico en el que ahora una serie de crímenes horrendos siembra el pánico entre sus habitantes. En ese marco, un sacerdote recibe la visita de un antiguo conocido que se presumía desaparecido y que llega a su habitación, se acurruca en una esquina y empieza a revelar uno a uno los misteriosos mecanismos sangrientos que han hecho mover al barrio en los últimos meses.
Especial fuerza cobran entonces las descripciones de esos crímenes: cuerpos que aparecen colgados de los árboles sin una gota de líquido en ellos, totalmente drenados por alguna criatura diabólica. Estas escenas, además, aparecen artísticamente emparentadas con ciertas carbonillas dejadas en un tubo de embalaje por Cecilia, una joven prematuramente muerta cuyo espíritu atormentado se manifiesta a través del arte y parece tener su correlato en Belén, la otra mujer protagonista de estos acontecimientos horripilantes.
Uno de los varios aciertos de este libro (del que a lo mejor se podría decir que discurre demasiado rápido) es la introducción al inicio de algunos capítulos o como capítulos en sí mismos, de referencias fechadas sobre el contexto histórico en el que se mueve la ficción (año 2009) y sobre otro contexto histórico más lejano que nos lleva a la tristemente célebre guerra de la Triple Alianza, de la que los orientales tomaron parte de manera vergonzante (esto, claro, va por cuenta del reseñador, no del narrador, que jamás realiza un juicio de valor al respecto). Los episodios de aquel pasado más o menos lejano se contrastan a las novedades del momento. Las acciones de guerra se mezclan con advertencias un tanto siniestras sobre el dengue o con consideraciones sobre la pintura de algún renombrado artista universal. Estas interpolaciones en la narración principal distienden (y son muy bienvenidas por ello) y a la vez preparan el inmediato y posible escenario perceptivo en el que el lector será introducido de inmediato.
No es ajena al planteamiento de la obra una aguda, pertinente y exquisita reflexión acerca del bien y el mal, sus manifestaciones a lo largo de las diferentes historias que es posible encontrar en esta novela, y sus relaciones con la fe, la religión, la Historia con mayúscula y los mitos bíblicos. El mal es visto por los protagonistas de acuerdo al lugar que ocupan en la narración: para Venancio Genes será el mecanismo por el que Dios hará llegar la salvación mientras que para el Padre Fulgencio será una razón para la lucha.
Pero, sobre todo, están las criaturas… esas criaturas con formas casi humanas que deambulan por las Mercedes y son las responsables de los crímenes… ¿Qué son? ¿Qué engendro del Diablo ha sido desatado una vez más en la noche de la ciudad?
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