viernes, 22 de agosto de 2008

NOBIS - Artículos - José Vicente Peiró - Suplemento Cultural de ABC COLOR del 10/02/2008

NOBIS: UNA NARRATIVA ATRACTIVA
La narrativa paraguaya sigue incrementando el número de sus obras publicadas y sus autores dedicados a ofrecernos gentilmente sus creaciones. Está en un gran momento y no quisiéramos abandonar a su suerte tantas obras publicadas en los años que llevamos en el siglo XXI. Siguen apareciendo nuevos autores, lo cual es muy grato sobre todo porque sus creaciones son obras dotadas de un dominio de los códigos necesarios en la narración en prosa.
No son autores que escriben por escribir, sino que, conscientemente, cuentan y trabajan sus relatos con un vigor que permite llenar esos huecos históricos que la producción nacional paraguaya ha ido dejando con el paso de su historia. Y lo más positivo es que son conscientes de que su proyección apenas ha comenzado y deberán seguir mejorando, trabajando y demostrando que han de crecer para llegar a su momento futuro de consagración.

Entre estos autores recientes encontramos a Juan Ramírez Biedermann, nacido en Asunción en 1976. Es un creador del siglo XXI puesto que sus primeras producciones aparecieron publicadas desde el inicio del nuevo milenio. Su cuento “Génesis de abril” obtuvo la segunda mención del concurso del Centenario, por citar uno de los galardones logrados en los primeros años de su trayectoria literaria. Y en este año recién finalizado ha editado su primer trabajo de cuentos: el libro Nobis.

Y créanme que es muy grato encontrarse con un trabajo como Nobis. No sólo porque sea una novedad, sino porque el lector tendrá la sensación de verse invadido por un extraño vigor narrativo. Ramírez Biedermann sabe modular el ritmo y darle una cadencia a los sucesos realmente ejemplar, como vamos a demostrar. Los cuentos de Nobis están localizados en el barrio de Las Mercedes de Asunción, uno de los más populares, y acaecen durante la primera mitad de la década de los noventa, en el momento en que el barrio empezaba a detenerse en el tiempo. Son trece relatos, cifra mágica y de mal agüero, que conforman un universo, el del propio barrio con su gente, su lenguaje, su idiosincrasia y sus peculiaridades sociales. ¿Sus temas? Pues la lucha por la vida y la existencia, fundamentalmente. A esa supervivencia latente se sujetan motivos como el amor, el paso de tiempo, la vejez, la juventud, incluso otros más actuales como la droga y el aborto. Sorprende que los cuentos sean reflejo del sentir de unas gentes que, con sus problemas y vivencias, demuestran que la sociedad popular asunceña trasciende sus problemas, su intrahistoria, al margen de la realidad que reflejan los medios de comunicación y que pretenden retratar los políticos paraguayos. Es una sociedad viva, aunque por ella el tiempo parezca no pasar y la realidad parezca inalterable a pesar de sus gentes.

Es lo que ocurre en un cuento como “Los pasares”, un relato cuyo estilo recuerda a Joao Guimaraes Rosa y a, ¿por qué no decirlo?, Helio Vera. La enunciación con el nombre de Don Morel, el protagonista, da sentido vanguardista al relato, frente al carácter rutinario de su actividad cotidiana, dado que la jubilación conlleva “el peso inconmensurable de las tardes”. ¿Lo mejor del cuento? Pues que no pasa nada y que nos encantamos con su prosa a pesar de ello. La situación narrativa es semejante a la descrita en la novela Nada de la escritora española Carmen Laforet: nunca pasa nada. Es la vida cansina, cuyas luces se están apagando, de un protagonista que va cayendo en la inercia. En el fondo, es en el barrio donde no ocurre nada nuevo y don Morel es una figura prototipo y simbólica de toda una microsociedad instalada en el corazón de la capital paraguaya.

Muy destacables son varios relatos cuyos argumentos se encadenan hasta formar una suerte de novela corta dentro del libro de cuentos. Se trata de “Los relámpagos”, “Las simas” y “Las pavesas”, cuya figura central es la muchacha Soledad, con su implicación en las vidas del farmacéutico Julián Balbuena, de quien se encumbra su historia familiar, y su miserable actividad vendiendo pastillas para provocar abortos, o la figura de Facundo Castillo y sus revelaciones de San Juan. Estas historias entrelazadas como un puzzle en cuentos aparentemente distintos dan una riqueza estilística a la obra que difícilmente podrá no ser tenida en cuenta en cualquier historia de la literatura paraguaya que se escriba desde estos momentos. Realmente, Nobis merecería la pena sólo por este ejercicio narrativo tan singular, si no fuera porque en conjunto es una creación tan atractiva.

El cuento fantástico titulado “Los destellos” es una leyenda urbana actual. La visión del protagonista ayudando a la mujer y sus hijos víctimas del accidente de automóvil están aderezados por un ambiente gótico que ayuda al misterio del relato. Sin embargo, la narración “Los lugares” es una de las más elaboradas de Nobis. De nuevo el narrador se detiene en los detalles, en la descripción de su personaje Adrián dentro de la narración, frente a un calor infernal del mes de enero, mientras el último tranvía de la ciudad circula por el corazón de Las Mercedes. Este personaje lleva su vida protocolaria día a día sin alterar su existencia, dentro de una suerte de locura en la que permanece desde quince años atrás. Es entonces cuando surgen las historias internas de los personajes y el recuerdo de sus ilustres moradores temporales Perón y Mengele, con todo lo que ello conlleva de mito. La pregunta de “¿Cómo componer el ayer?” que formula el narrador es en realidad la búsqueda de un pasado muerto que permanece en las entrañas del barrio.

La historia del doctor Mengele residiendo en Las Mercedes protagoniza el relato titulado “Los inquilinos”. Realmente es una historia legendaria donde se reconoce la inmensidad de las versiones oficiales o no que confirman la presencia del médico alemán, sólo atestiguada por la caja en posesión de don Yúgovich llevada al cementerio de La Recoleta, el arrendador de la vivienda donde residió hasta que se enteró del secuestro del nazi Eichmann en Buenos Aires por los Nomkin judíos.

Un libro interesantísimo porque nos descubre un narrador cuyo futuro puede ser de lo más alentador y porque la obra refleja un mundo, el de Las Mercedes, sumamente interesante y asequible para un lector que desee conocer este microuniverso de la ciudad de Asunción con historias personales donde se realiza una perfecta aleación entre el tiempo detenido y el espacio inalterable. Nobis es una obra imprescindible para todo aquel que desee gozar de la buena literatura que actualmente se practica en Paraguay.

José Vicente Peiró

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